Todos nos hemos visto en la situación de tener que explicar la diferencia de uso de por y para. ¿Quién no se ha preguntado qué nivel es el apropiado para incorporar el análisis de estas preposiciones o si hay diferentes tipos de explicaciones en función del nivel del estudiante, por ejemplo, si hay una explicación más estructuralista para niveles iniciales y un análisis cognitivo para estudiantes avanzados?
Una explicación más estructuralista sería aquella que describe un determinado contexto de uso, pongamos el caso de la función hablar de motivos y razones: la preposición por va ligada al sustantivo (Viajo por trabajo), la preposición para va seguida por un infinitivo (Viajo para trabajar) y la conjunción porque se asocia a un verbo conjugado (Viajo porque trabajo de comercial).
Ojalá fuera tan simple
Sin duda, independientemente del nivel, esta explicación satisface enormemente a estudiantes y profesores que adoran el análisis descriptivo de la lengua. Es una preciosa fórmula en la que podemos confiar, aporta seguridad, es fácil de utilizar. Funciona, al menos, en algunos casos. No en otros, porque, ¿cómo explicamos estos ejemplos?
- Viajo por divertirme.
- Viajo para “Médicos sin fronteras”.
- Viajo porque la fotografía es mi pasión.
¿Es correcto? ¿Sigo hablando de motivos y razones para viajar? ¿Cumple con la fórmula? Sí, sí y no.
Si funciona este tipo de explicación es porque las actividades que llevo al aula para practicar por y para son igual de acotadas y limitadas. Por ejemplo, le pido al estudiante que escriba o hable de qué razones tiene para aprender español siguiendo la fórmula anterior: aprende español por la universidad, para viajar por Sudamérica y porque quiere conocer la cultura española. Hay tanto control del profesor en la producción de lengua del estudiante que no levantamos la liebre de la sospecha.
Siguiendo los parámetros de la gramática cognitiva podemos reducir el uso de ambas preposiciones a un par de conceptos. Pongamos un ejemplo.
¿Por qué estudias español?
a) Yo estudio español por amor.
b) Pues yo estudio para poder viajar a Argentina.
Los dos elementos que une por suceden de forma simultánea; sin embargo, con para uno es posterior al otro. Es decir, estudio español porque en ese mismo momento estoy enamorado y ese amor me hace estudiar la lengua. Si no estuviera enamorado, probablemente no estudiaría español. En el caso de para primero estudio español y posteriormente iré a Sudamérica. Esta explicación resulta muy clara para muchos estudiantes, aunque no siempre para todos, ya que exige del estudiante una conceptualización a la que no están acostumbrados.
¿Y qué pasa en el aula?
Compartimos con vosotros una situación ocurrida en el aula. La profesora X tenía un grupo de seis estudiantes de nivel A1.2: Suzanne, Sophie y Armando que empiezan la escuela en este nivel; Lisa, Marie y Lia que empezaron la semana anterior con la profesora Y el nivel A1.1. El conflicto lingüístico viene porque hablando de los viajes, en las correcciones llevadas a la pizarra de la interacción oral, Suzanne no entiende cuándo debe decir por o para. ¡Esto siempre es muy difícil por mí!
Suzanne, sin saberlo, enciende la llama. La profesora les invita a volver a analizar de una forma simple y estructural el uso de por y para a partir de algunos ejemplos del libro. Suzanne está encantada: ¡Esto es muy útil! Sin embargo, Lisa, Marie y Lia están desconcertadas, porque no ven claros los ejemplos del libro. La semana anterior la profesora Y les propuso un acercamiento más cognitivo al por y para.
El hecho de no haber podido consolidar esta visión más cognitiva y de que los ejemplos ahora propuestos estuvieran algo descontextualizados hizo que se cuestionaran lo aprendido. Prende el conflicto en toda la clase. ¿Qué hacemos con este fuego? ¿Lo apagamos? ¿Le echamos más leña? ¿Llamamos a los bomberos? ¿Dejamos que se extinga él solito? ¿Posponemos la extinción para el día siguiente? ¡¡¡¡Qué sofoco!!!!!
En este otro artículo os explicamos qué hizo la profesora X. Ahora os invitamos a aportar posibles soluciones a esta situación. ¿Qué habrías hecho tú como docente en este caso?
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Creo que la evolución morfológica de la preposición ‘para’ viene de la de ‘por’, a la que se anexó la preposición ‘a’. Así, en algún momento los castellanos se expresaban con el conjunto ‘por a’ para expresar el significado del hoy ‘para’ (al menos en algunos casos). Yo le haría ver a Suzanne que esa ‘-a’ indica el destino; en su caso ella es la destinataria: …por-a > para > para mí. Bueno, supongo que de momento se quedaría tranquila, hasta la proxima duda 🙂 – Aunque creo es un argumento algo arriesgado, ya que el lenguaje es caprichoso en su evolución y fácilmente se pueda rebatir con otros ejemplos. Me alegrará leer en el blog la explicación que proponéis. Saludos.