En un primer artículo intentamos definir ese constructo tan repetido y usado al que llamamos autonomía de aprendizaje. En esta ocasión toca el turno a las posibles intervenciones pedagógicas en el aula que contribuyan al desarrollo de dicha autonomía en los aprendientes.
Es importante volver a mencionar que la autonomía de aprendizaje es un acto voluntario e intencional. Es decir, tenemos que partir de la premisa de que el alumno necesita sentir atracción, interés y deseo por convertirse en un aprendiente autónomo. Por otro lado, dicha autonomía se revela de manera explícita y analítica, es decir, el profesor debe conocer el gran abanico de estrategias conducentes a hacer efectiva dicha autonomía para poder integrarlas de manera coherente en su planificación diaria.
En mi experiencia de aula ambas vertientes, la de la aceptación del alumno a asumir el control de su propio aprendizaje y la de incorporar en la praxis docente el componente estratégico como un objetivo más de aprendizaje, se retroalimentan mutuamente. Un alumno al que le permiten tomar decisiones acerca del diseño, ejecución y evaluación de lo que ocurre en sus clases siente la necesidad de seguir implicándose por los beneficios que ello le reporta.
Es cierto que es un proceso lento y gradual pero que afecta directamente a la capacidad de asimilación, retención y recuperación de los contenidos trabajados en la clase. No debemos olvidar de que este cambio de perspectiva afecta tanto a las creencias de los alumnos como a las de los propios docentes.
Lo que viene a continuación es un abanico de estrategias, procedimientos o intervenciones en el aula que puede ayudarnos a comenzar o profundizar en el desarrollo de la competencia estratégica.
- Formular desafíos o preguntas retos.
- Si nos preguntan, devolverles la pregunta con alguna pista.
- Manejar corpus para encontrar modelos muy recurrentes.
- Relacionar lo nuevo con lo ya visto.
- Hacer transferencia de información: que dibujen, se muevan, por ejemplo.
- Antes de hacer la actividad predecir, activar, compartir.
- Escuchar a un compañero y seleccionar un buen modelo de actuación.
- En las tareas complejas dedicar unos minutos para ver cómo han podido movilizar o no los recursos.
- Los aprendices se autoevalúan o coevalúan de forma holística o criterial.
- Llevar un diario de clase.
- Analizar qué otras tareas puede hacer con los recursos aprendidos.
- Buscar tutoriales que traten la misma información.
- Crear sus propios tutoriales.
- Buscar en vídeos o audios modelos parecidos a los aprendidos (Youglish).
- Comparar lo presentado con otras lenguas que hablan.
- Activar la mediación (simplificar, resumir, destacar lo importante a otras personas).
- Centrarse en la pronunciación para inferir significados.
- Crear dibujos, infografías o cómics con los aprendido.
- Cambiar el registro de formal a informal y viceversa.
- Usar las transcripciones para que detecten los elementos prosódicos.
- Proponer cambiar las dinámicas de las actividades.
- Acostumbrarse a obviar los distractores (ruido, interrupciones…).
- Proponer las tareas más complejas en dos tiempos.
- Grabarse para tomar conciencia de competencias y limitaciones.
- Crear un gráfico que se vea cómo progresan los alumnos.
- Prepararse mentalmente antes de una tarea compleja: visualizarse y respirar: error positivo y confianza en uno mismo.
- Tomar conciencia de la comunicación no verbal.
- Observar microcosmos fuera de la clase (¿cómo piden y pagan en un bar? ¿cómo se dirigen los padres a los niños en el parque?…).
- Combinar los elementos de las actividades previas para incorporarlos a las siguientes.
- Practicar en casa estar un minuto hablando sin parar.
- Copiar fragmentos de memoria visualizados en una actividad.
- Calcular los tiempos y fases para adaptarse a las tareas complejas.
- Crear asociaciones con tareas similares realizadas con anterioridad.
- Proponer ideas para trabajar con los errores y dificultades.
- Ayudar al compañero que se bloquea y pedir ayuda.
- Memorizar bloques léxicos que ayudan a la fluidez.
- Promover imitaciones de buenos modelos.
- Motivarse visualizando todo el aprendizaje de una tarea concreta.
- Aplicar el humor como atenuador de malas emociones.
He de decir que esta relación no sigue ningún orden ni clasificación para que sea el propio lector el que decida cómo hacerlo; otra estrategia más para promover la autonomía de aprendizaje.
Este artículo ha sido escrito por Antonio Orta, tutor en formacionele.com, la plataforma International House para la formación de profesores de español. Imagen de portada de este artículo: CLIC International House Cádiz.
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Muy interesante y útil.