¿Qué pueden o no pueden hacer por ti las aplicaciones de aprendizaje de idiomas?
Están en auge, no cabe duda: Duolingo y Babbel se han convertido en parte de nuestras vidas casi como Deliveroo o Amazon. Además, por lo general son gratuitas y si no, bastante económicas. Millones de estudiantes, profesionales y personas con muchas ganas de recorrer el mundo se han descargado aplicaciones de idiomas en sus móviles.
Vale, pero ¿qué pueden hacer las aplicaciones de idiomas por ti, por tu español, tu francés o incluso por tu urdu?
Lo mío no tiene perdón. Trabajo en una escuela de idiomas rodeado de docentes apasionados y entregados a sus estudiantes… ¡y toma, voy y me hago usuario de Duolingo! Empecé a usarlo para aprender ruso con fines profesionales, que conste. También es cierto que no soy muy perseverante y que Duolingo es lo suficientemente listo como para enviarme dulces recordatorios cuando me escaqueo de mis lecciones.
La ventaja es que no es un ser humano y claro, no consigue que me sienta tan culpable como si le fallo a mi profesor. Pero siendo justo, Duolingo también es lo bastante inteligente como para asegurarse de que aprendo que en ruso “familiya” significa “nombre” y no “familia” y “magazin” significa “tienda” y no “revista”.
Sí, es divertido y entretenido y puedo estar “aprendiendo” mientras me tomo una tostada. Esas aplicaciones son útiles y pueden ser geniales para acercarse a un idioma extranjero, a su vocabulario básico y a su fonética. De hecho, hay una investigación seria e interesante , llevada a cabo por Shwan Loewen en la Universidad Estatal de Michigan. Los resultados de este estudio son lo suficientemente positivos como para hacer dudar al más escéptico.
Las aplicaciones de idiomas ofrecen flexibilidad para aprender un idioma según el ritmo y la conveniencia de cada uno. Puedes aprender los entresijos del danés mientras estás sentado en un autobús, abordar la endiablada fonética polaca con sesiones diarias de 15 minutos o divertirte descubriendo que las palabras turcas contienen sufijos y prefijos, junto con otras unidades, y que eso se conoce como idioma aglutinante.
Bueno, ahora lo malo (o lo bueno según quien lea esto). Aquí viene lo que estas aplicaciones no pueden hacer por ti, ni por tu alemán o tu indonesio.
Permíteme una comparación trivial: ¿recuerdas el boom de los dispositivos de tonificación muscular y de los gimnasios eléctricos? Nos prometían un cuerpo atlético y marcadito con solo conectar dispositivos eléctricos a nuestros músculos. Yo no sé vosotros, pero aún no he conocido a nadie que se parezca a Arnold Schwarzenegger y que afirme haber usado la electro-musculación. No pain no gain! –dicen los anglófonos.
Con los idiomas es lo mismo: todavía no he conocido a nadie que hable español, inglés o sueco gracias a una app de idiomas.¿Y por qué no? Un lenguaje es una herramienta de comunicación entre los seres humanos; involucra lenguaje corporal, matices, tono de voz, diálogo y emociones. En el futuro, las aplicaciones de idiomas pueden incorporar IA, pero también lo harán las escuelas de idiomas y los profesores, lo que aumentará la efectividad de las lecciones y hará que el aprendizaje de idiomas sea una experiencia verdaderamente holística.
De momento, las aplicaciones de idiomas son tan buenas como los aparatos de gimnasia eléctricos (bueno, espero que un pelín más). El artículo Cómo casi consigo aprender italiano, de David H. Freedman, ilustra bastante bien y con brillante objetividad el espejismo de las aplicaciones lingüísticas: se achantan cuando, de repente, se encuentra con una situación real. Seamos realistas, ¿de verdad alguien se traga que Kasparov se convirtió en el líder mundial del ajedrez jugando contra un ordenador?
¿Deberíamos entonces optar por una app para aprender un idioma? La respuesta es: pues sí y… pues no ¡Venga, sí!
Elige una aplicación de idiomas si tienes curiosidad o deseas familiarizarte con un idioma extranjero o aprender algunos conceptos básicos. Una aplicación de idiomas puede exponerte a los conceptos básicos y puede ayudarte a despertar tu interés por un idioma. Y sí, estas apps también pueden ser una buena herramienta para reforzar lo que has aprendido en clase presencial y, por lo tanto, ayudarte a aprender el idioma más rápido.
¡No, ni se te ocurra! Olvídate si estás muy motivado y vas a querer usar el idioma en situaciones de la vida real, como visitar un país o mudarte al extranjero. Si hablar otro idioma es un desafío personal, apúntate a un curso con interacción, feedback y comentarios en tiempo real. Aprender un idioma, por ejemplo, en un pequeño grupo de estudiantes internacionales puede resultar mucho más eficaz y estimulante mientras interactúas con otras personas y recibes el apoyo directo de tu profesor.
Este artículo ha sido escrito por Frederic Parrilla, subdirector de CLIC International House Sevilla. Derecho de imagen de la fotografía de portada: Pexels.
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