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Cómo hacer que los estudiantes hablen más en las clases en línea

¿Resulta más difícil la interaccion oral en las clases en línea? Los profesores que estamos acostumbrados a las clases presenciales no podemos dejar de comparar los cambios que acarrea la modalidad en línea. De ahí que en los cursos de formación de profesores sea un tema que siempre sale durante el feedback de las clases prácticas.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que la interacción oral es probablemente la destreza con un mayor protagonismo en las clases de ELE. Además de planificarla como una actividad comunicativa más de la lengua que debemos desarrollar, resulta natural que surja de manera espontánea en las clases.

Se trata, por lo tanto, de una destreza que a priori puede parecer relativamente fácil de manejar, si bien en el aula virtual podemos toparnos con algunos aspectos que la dificultan. Aquí recojo algunas consideraciones al respecto que merece la pena tener en cuenta.

Dependemos de la tecnología

En el aula virtual estamos inevitablemente a merced del componente tecnológico. A quién no le ha pasado en medio de la clase online que de repente alguien sufre una conexión entrecortada, se queda congelado, se distorsiona el sonido o la cámara se queda en negro. Estos problemas tecnológicos sin duda dificultan enormemente la comunicación, y a pesar de que todos entendemos que esto puede pasar, no mitiga el malestar y la desazón que nos causa, tanto a estudiantes como a profesores.

Pérdida de la comunicación no verbal

Parte del mensaje en las conversaciones orales lo transmitimos a través de la comunicación no verbal. Tanto de manera inconsciente como consciente, hacemos uso de gestos, muecas, posturas, movimientos, uso del espacio, contacto visual, etc. para apoyar y a veces sustituir a la propia comunicación verbal.

De hecho, según los estudios del psicólogo Albert Mehrabian, la comunicación no verbal nos aporta una información clave en las interacciones orales de índole emocional. Si percibimos una incongruencia entre las palabras, la voz y el cuerpo, dudaremos seriamente de la credibilidad del mensaje.

En el formato online es fácil perder información de estos elementos no lingüísticos de la comunicación, y no exclusivamente por problemas técnicos. Simplemente por un mal posicionamiento o enfoque de la cámara puede ocurrir que solo veamos una parte de la cabeza de nuestro interlocutor. Por ello, es aconsejable pedir a los alumnos que coloquen bien sus cámaras y por supuesto, mantenerlas encendidas durante el desarrollo de este tipo de actividades.

¿Dónde miramos?

También relacionado con la comunicación no verbal. En el ámbito presencial, no se nos ocurriría conversar con nuestro interlocutor mirándole a los pies, resultaría un tanto extraño. Sin embargo, cuando nos separa la pantalla, tendemos a mirar su imagen, puesto que así podemos estar pendientes de sus reacciones, pero para fijar la mirada en el rostro, hay que mirar directamente a la cámara.

Desde luego esto es algo difícil de hacer. Y más complicado si queremos fomentar la interacción en un grupo. El no fijar la mirada en nadie en concreto al hablar no es un acto natural de la interacción.  Posiblemente por eso, en las conversaciones grupales online hay que nominar a los alumnos con mayor frecuencia para fomentar su participación.

Turnos de habla

Otro aspecto está relacionado con las limitaciones y dificultades que se presentan a la hora de poner en práctica estrategias de toma de turnos de habla para interrumpir, así como otros elementos inherentes en el proceso natural de interacción oral, como dar muestras de que estamos siguiendo la conversación. En el ámbito virtual resultan menos naturales, quizás por la pérdida de parte de los elementos de la comunicación no verbal unido con los problemas tecnológicos.

De hecho, la falta de sincronización que a veces se produce entre el sonido y la imagen provoca que uno de ellos llegue con retardo. Posiblemente este es el motivo por el que se generan inoportunos solapamientos de habla, así como largos lapsus que no son naturales en el proceso de transición de los turnos de habla en la interacción oral. Estos factores afectan la fluidez natural de la comunicación e incluso pueden llegar a generar malinterpretaciones con respecto a la actuación de nuestros interlocutores.

Más distractores

Y cómo no, los distractores se multiplican. Cada uno estamos en nuestro propio entorno personal, y no solo tenemos el móvil para despistarnos, que ya en las clases presenciales también es un gran distractor si se permite su uso. En el formato online, además añadimos otros que provienen del espacio en el que cada alumno se encuentra: un familiar que viene a pedir algo, la niña llorando de fondo, el compañero practicando el piano en la habitación contigua, llaman al timbre de la puerta, suena el teléfono fijo… por poner algunos de los casos que he experimentado en mis propias clases.

El aumento de distractores resulta especialmente problemático dado que a menudo acarrea una gran cantidad de interrupciones que sin duda afecta considerablemente a la comunicación. A pesar de que no tenemos control sobre estos aspectos, el marcar objetivos que fomenten una escucha activa durante la conversación, ayudará a que los alumnos estén más atentos y concentrados en la comunicación y menos en los distractores.

Todo esto no implica que sea imposible llevar a cabo con éxito una actividad de interacción oral en una clase online. No obstante, ser conscientes de estas dificultades añadidas nos puede ayudar a sentirnos más seguros y controlar mejor la situación.

Mi consejo es fomentar su desarrollo animando a la interacción grupal. Algunas aplicaciones de videoconferencia permiten la opción de crear secciones. En clases de grupo podemos usarlas para distribuir a los alumnos en diferentes salas virtuales. Cuando los estudiantes se encuentran solos en una sala con una tarea clara que realizar, se motivan y aumenta su implicación. Y el profesor puede ir entrando y tomar nota de aspectos que quiera corregir después.

¿Has detectado estos problemas en tus clases en línea?


Eva CasarejosEste artículo ha sido escrito por Eva Casarejos, tutora en formacionele.com, la plataforma International House para la formación de profesores de español.

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