Hasta hace poco, las inteligencias artificiales generativas se veían como una curiosidad tecnológica o una amenaza para la enseñanza. Sin embargo, en poco tiempo se han convertido en una herramienta relevante también para el aula de español. Muchos profesores de ELE han descubierto que la IA puede ser un aliado creativo, capaz de ahorrar tiempo, generar materiales atractivos y fomentar la participación de los estudiantes. No se trata de sustituir al docente, sino de ampliar su capacidad para planificar y ofrecer experiencias más personalizadas y motivadoras.
A continuación, te proponemos cinco tareas de la clase de español que puedes transformar con ayuda de la IA sin perder su valor comunicativo y potenciando su dimensión creativa.
1. Describir imágenes para crear mundos con IA
Las actividades de descripción de imágenes son habituales en cualquier nivel, pero suelen depender de materiales prefabricados o de bancos de imágenes. Con la IA, los estudiantes pueden convertirse en creadores de esos materiales. Herramientas como ChatGPT, Ideogram o DALL·E permiten generar imágenes a partir de descripciones textuales. El profesor puede pedir, por ejemplo, que los alumnos escriban un prompt en español que describa una escena: “Una calle de Sevilla al atardecer con músicos tocando y gente aplaudiendo”. A partir de esa descripción, la IA genera la imagen y los estudiantes practican el léxico del espacio, los colores, la ropa o las emociones. Después, pueden intercambiar sus imágenes con otros grupos para adivinar cuál fue el texto original, o incluso editar la imagen para modificar detalles según nuevas instrucciones. De esta forma, la tarea evoluciona desde la simple descripción hacia una explotación lingüística más creativa, reforzando tanto el vocabulario visual como la precisión expresiva.
2. Escribir una historia para preparar un cuento ilustrado
La escritura creativa se vuelve mucho más atractiva cuando el texto cobra vida visual. En lugar de redactar un relato que se queda en papel, los estudiantes pueden crear un cuento digital ilustrado. Primero, escriben la historia en grupos o parejas y la revisan con la ayuda de ChatGPT, que puede sugerir mejoras en coherencia, cohesión o adecuación al nivel. Después, utilizan una herramienta de generación de imágenes, como Leonardo AI o Bing Image Creator, para ilustrar cada escena. El docente puede introducir el concepto de prompt eficaz, explicando cómo la elección de adjetivos o tiempos verbales influye en el resultado visual. Al finalizar, los estudiantes compilan las imágenes y el texto en una presentación o libro digital en Canva o Genially, que puede compartirse en el aula virtual. Esta tarea fomenta la expresión escrita, la planificación textual y la creatividad, pero también la colaboración y la competencia digital. Además, genera un producto final motivador, ideal para niveles intermedios y avanzados.
3. Hacer entrevistas creando podcasts con voces sintéticas
Las entrevistas son un clásico de la enseñanza comunicativa, pero grabarlas y editarlas suele ser complicado. La IA permite transformar esta dificultad en una oportunidad muy accesible. Los estudiantes preparan una entrevista real o imaginaria (por ejemplo, a un músico, a un personaje histórico o a un compañero de otro país). Redactan el guion, practican la pronunciación y graban sus intervenciones con herramientas como Spreaker. Después, pueden sintetizar voces con ElevenLabs para crear resultados más profesionales. También pueden usar ChatGPT para generar una introducción o un cierre, añadir una sintonía creada con IA y subir el resultado a plataformas como Spotify o Padlet. De este modo, el trabajo se convierte en un proyecto completo de producción oral y digital. La IA no reemplaza la práctica lingüística, sino que amplifica su alcance, ayudando a los estudiantes a reflexionar sobre la entonación, la claridad y el tono comunicativo. Además, este tipo de tareas potencia la autonomía y la responsabilidad, pues el producto final puede compartirse públicamente.
4. Escribir correos formales para simular situaciones reales
La práctica de la escritura formal suele ser repetitiva y poco significativa si se limita a redactar correos que nunca llegan a su destinatario. Con la ayuda de herramientas conversacionales como ChatGPT, esta tarea puede volverse más auténtica. El docente propone una situación comunicativa concreta: solicitar información sobre un curso, reclamar un pago o responder a una queja. Los estudiantes redactan su mensaje inicial y lo envían a la IA, que asume el papel de interlocutor y responde en tiempo real. A partir de ahí se desarrolla una breve correspondencia, en la que el estudiante debe interpretar, corregir y reformular mensajes. El profesor puede intervenir para ajustar el nivel de dificultad o revisar los intercambios finales. Además, se puede reflexionar sobre los aspectos pragmáticos del correo: fórmulas de cortesía, estructuras de apertura y cierre, tono y adecuación al contexto. Esta práctica transforma un ejercicio aislado en una interacción significativa, con un componente comunicativo real y feedback inmediato, lo que mejora la motivación y la conciencia lingüística.
5. Debatir en clase con un asistente de argumentación
Las discusiones y debates son actividades excelentes para trabajar la argumentación, pero a veces el grupo necesita más variedad de interlocutores o temas. Con la IA es posible crear asistentes personalizados que adopten diferentes roles y posturas. Existen plataformas que permiten configurar un chatbot con un rol específico, por ejemplo, “defensor del coche eléctrico” o “crítico del turismo masivo”. Los estudiantes deben preparar sus argumentos para convencer al asistente o responder a sus objeciones. Esta dinámica puede realizarse en clase o en línea, y es especialmente útil en niveles intermedios-altos. El docente puede diseñar rúbricas de evaluación que valoren la fluidez, la coherencia y la riqueza argumentativa. Además, la tarea puede ampliarse con un componente de escritura: después del debate oral, los estudiantes redactan un resumen o una carta al director con su opinión final. De este modo, la IA se convierte en un recurso de interacción flexible que complementa el trabajo grupal y estimula el pensamiento crítico y la producción oral.
Las inteligencias artificiales ELE como catalizadores didácticos
Como se puede ver, estas cinco propuestas muestran que la inteligencia artificial puede integrarse de manera natural en el aula de español si se mantiene el foco didáctico. Su función no es generar contenido sin más, sino abrir espacios para que los estudiantes produzcan, interpreten y reflexionen. El profesorado sigue siendo el mediador, selecciona las herramientas adecuadas, plantea las preguntas clave y evalúa los procesos. La IA, bien utilizada, ayuda a personalizar el aprendizaje, diversificar las tareas y acercar la lengua a los intereses reales de los alumnos. Por supuesto, cada una de estas actividades puede adaptarse a distintos niveles y contextos, desde la educación universitaria hasta cursos intensivos o programas en línea. La clave está en combinar la creatividad tecnológica con la intención comunicativa y en mantener un enfoque ético y crítico sobre las herramientas que utilizamos.
¿Te ha interesado este artículo? Entonces, échale un vistazo a nuestro curso en línea sobre inteligencias artificiales en la clase de español. Con la garantía y la experiencia de International House formacionele.com.

Francisco Herrera es formador de profesores de español en varios programas universitarios y dirige la plataforma International House formacionele.com. También es el director del centro CLIC International House Cádiz.
