En la enseñanza de español como lengua extranjera, uno de los aspectos que más preocupa a quienes inician su carrera docente es cómo enseñar gramática de manera efectiva y cómo responder a las preguntas inesperadas de los estudiantes. La gramática se percibe muchas veces como un terreno peligroso lleno de reglas y excepciones. Sin embargo, el papel del profesorado va mucho más allá de transmitir normas gramaticales. Se trata de acompañar al alumnado en la reflexión sobre el lenguaje y ayudarle a descubrir patrones que lo hagan más autónomo y seguro del idioma.
En este artículo, exploraremos cómo podemos ir más allá de las reglas y enfocarnos en el desarrollo de una competencia gramatical que implique comprensión, pensamiento crítico y aplicación contextual. Hablaremos del profesorado como facilitador de descubrimientos y constructor de un espacio en el que el aprendizaje de la gramática sea significativo y motivador.
Gramática: no sólo reglas, sino patrones
Cuando pensamos en gramática, la primera imagen que suele venir a la mente es la de una lista interminable de normas y excepciones. Esta perspectiva hace que la gramática se perciba como un conjunto de reglas inmutables que hay que memorizar. Sin embargo, para que el aprendizaje sea efectivo, debemos cambiar esta visión: la gramática no es solo un listado de reglas, sino una herramienta para comprender cómo funciona el lenguaje y cómo lo utilizamos para comunicarnos.
Nuestro papel como profesores de ELE debe enfocarse en ayudar a los aprendices a identificar patrones y reflexionar sobre los usos del lenguaje en diferentes contextos. Más que memorizar, necesitamos fomentar una comprensión profunda, en la que el estudiante entienda los motivos detrás de una estructura lingüística y las posibilidades de variación. Esto aumenta la motivación del alumnado y fomenta un aprendizaje más significativo.
Enseñar a pensar: el enfoque crítico
El papel del profesorado no se limita a ofrecer respuestas, sino que también implica enseñar a hacer preguntas. Una forma efectiva de aprender gramática es motivar a los estudiantes a formular preguntas sobre los porqués del lenguaje: ¿Por qué en esta situación se usa el subjuntivo y no el indicativo? ¿Qué diferencia hay entre decir “voy a casa” y “voy a la casa”?
Los profesores deben fomentar el pensamiento crítico, animando a los estudiantes a reflexionar sobre el significado y las funciones de las estructuras que están aprendiendo. Al promover un entorno donde el error se vea como una oportunidad de aprendizaje, se construye una relación más sana con la gramática. La idea es que el alumnado pueda experimentar, equivocarse y reflexionar para afianzar su comprensión.
De la normativa a la flexibilidad
Otro aspecto fundamental del rol del profesorado de ELE es mostrar que la gramática no siempre es inflexible. Muchas veces, existen diferentes formas de expresar una misma idea, y cada una puede tener un matiz particular o ser más apropiada según el contexto. Es importante mostrarle al alumnado que la gramática no es un dogma, sino un sistema que permite flexibilidad y creatividad.
El profesorado debe ofrecer ejemplos y promover la reflexión sobre las distintas opciones que brinda el idioma. Mostrar cómo el uso de una estructura u otra afecta al significado nos ayuda a entender que la lengua es un organismo vivo que se adapta a las necesidades comunicativas de quienes la hablan.
La relación docente-estudiante: un espacio de confianza
Para que el aprendizaje de la gramática sea efectivo, es fundamental que exista un ambiente de confianza en el aula. Los aprendices deben sentirse libre para preguntar, equivocarse y explorar el idioma sin temor al juicio o la crítica. El profesorado juega un papel crucial en la construcción de este espacio de confianza, donde se fomente el aprendizaje colaborativo y donde cada persona pueda aprender a su propio ritmo.
Las clases de gramática no deben ser un espacio de tensión o miedo a cometer errores. Al contrario, deberían ser un lugar para la curiosidad, la experimentación y el descubrimiento. El profesorado tiene el poder de transformar la percepción que el alumnado tiene de la gramática, de una barrera a un recurso valioso para lograr una comunicación efectiva.
El papel del profesorado de ELE en la enseñanza de la gramática va más allá de la transmisión de reglas. Se trata de guiar al alumnado en un viaje de descubrimiento, ayudándole a ver la gramática como una herramienta poderosa para comprender mejor el mundo y expresarse con claridad. Fomentar el pensamiento crítico, empoderar al alumnado y crear un espacio seguro donde la exploración y el error sean bienvenidos son objetivos fundamentales.
La gramática es, sin duda, esencial en el aprendizaje de un idioma, pero su enseñanza debe ir más allá de la memorización de reglas. Al final, nuestro objetivo es que el alumnado se sienta cómodo y seguro usando el idioma, entendiendo sus estructuras y aplicándolas de manera flexible y creativa. Como profesores de ELE, somos facilitadores de este proceso y nuestra labor es ayudar a transformar el aprendizaje de la gramática en una experiencia significativa, enriquecedora y motivadora.
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Este artículo ha sido escrito por Paula Herrera, profesora de español en CLIC Cádiz y formadora de International House formacionele.com en los cursos para profesores de español como lengua extranjera.