Las metodologías de enseñanza de lenguas a lo largo de su historia se han visto influidas, por un lado, por corrientes psicológicas (conductivismo, innatismo, cognitivismo, socioconstructivismo, interaccionismo, entre otras) y por corrientes lingüísticas (como el estructuralismo o el distribucionalismo), por otro.
No es la finalidad de un artículo de estas características hacer un recorrido por las diferentes metodologías o prácticas didácticas que se desarrollaron a partir de los principios teóricos. Nos interesa, por encima de todo, reflexionar sobre la importancia de asumir una posición reflexiva crítica frente a la pedagogía de un idioma extranjero, siendo conscientes del carácter no neutral de la lengua y su enseñanza (Fernández Martín, P. 2009).
Se trata de tomar conciencia de nuestras creencias como profesores y hacernos responsables de ellas. Creemos que es tarea de los docentes y responsables académicos conocer la filosofía que subyace en la enseñanza y aprendizaje de un idioma para reflexionar y poder elegir la metodología más adecuada, el currículo más conveniente y definir nuestro deber ser como profesores.
Este artículo se materializa en dos entregas. En esta primera nos centraremos en el concepto de lengua; en su segunda parte, nos dedicaremos a los principios teóricos y metodológicos que subyacen en las prácticas docentes. Estas entregas se pueden completar con nuestro curso ELE con prácticas y con el artículo ya publicado en este mismo blog con el título El posmétodo, la rueda de la pedagogía y la enseñanza del español.
Las ciencias del lenguaje en sus estudios sobre la naturaleza de la lengua aportan diferentes concepciones de esta, marcando o señalando el foco de atención sobre el que la enseñanza de lenguas debe incidir, ya que este condiciona cómo las aprendemos. Veamos cuáles son las más significativas (López García, Á. 1990).
La lengua como sistema
La lengua como sistema, en lugar de como unidades independientes unas de otras, lo que significa que existen reglas que regulan su funcionamiento. El núcleo de atención pasa de la palabra a la oración y al conocimiento de las reglas gramaticales, léxicas y prosódicas. El aprendizaje de lenguas se fundamenta en el conocimiento y uso correcto de los distintos elementos que forman parte de la competencia lingüística .
La lengua como comunicación
La lengua es un sistema de medios de expresión ajustados a un fin, que es la comunicación; la compresión plena de la lengua no es posible si su estudio no abarca también las condiciones que rigen su utilización. En los años 70 del siglo XX en el campo de la sociolingüística y de la etnografía de la comunicación en EE. UU. se desarrolla el concepto de competencia comunicativa, que de acuerdo con Cenoz (2004), se considera uno de los conceptos más importantes en lingüística aplicada, tanto en el estudio de la adquisición de segundas lenguas como en su enseñanza.
La lengua como proceso social
Desde la perspectiva comunicativa en el estudio de la lengua, las teorías interaccionistas centran su atención en la dimensión social del lenguaje. Las descripciones lingüísticas no pueden limitarse a analizar el sistema independientemente de los sujetos concretos que lo usan y del contexto en el que lo hace. Aprendemos a utilizar el lenguaje a partir de nuestras interacciones con los demás.
Los orígenes del interaccionismo social se encuentran en la teoría general del aprendizaje que desarrolló L. S. Vigotsky entre los años 20 y 30 del siglo XX. Dice Vigotsky que la lengua es la gran mediadora en el proceso de interacción del sujeto con el mundo, siendo a través de esa interacción el medio en el que ocurre el aprendizaje.
Según el Diccionario de términos clave del Instituto Cervantes (DTCELE), la aplicación de este enfoque a la enseñanza de lenguas se traduce en que el aprendiente aprende una segunda lengua o lengua extranjera cuando tiene ocasión de usarla en interacciones significativas y, por tanto, participa en la construcción de su propio conocimiento y comprensión de la lengua. Se origina así el interés de la lengua como acción y se desarrollan los enfoques por tareas y/o accionales, en cuyas descripciones nos detendremos posteriormente. Michael Long en 1980 formuló la hipótesis de la interacción, que constituyó el fundamento psicolingüístico para el enfoque por tareas.
Hasta aquí un resumen de las tres concepciones más relevantes sobre la lengua. Ahora te toca a ti, como profesor, pensar en las actividades que llevas al aula y analizar su concepto de lengua: ¿coincide con tu concepción teórica? Si no fuera así, ¿es competencia tuya hacer los cambios necesarios para poder unir teoría y práctica?
Bibliografía
Cenoz J. (2004) Cenoz, J. (2004): “El concepto de competencia comunicativa” en Sánchez Lobato, J. y Santos Gargallo, I., Vademécum para la formación de profesores. Enseñar español como segunda lengua/lengua extranjera. Madrid. SGEL.
Fernández Martín, P. (2009): “La influencia de las teorías psicolingüísticas en la didáctica de lenguas extranjeras: reflexiones en torno a la enseñanza del español” en Marcoele. Revista de Didáctica.
López García, Á. (1990): Lingüística general y aplicada, València, Servei de Publicacions de la Universitat de València
Este artículo ha sido escrito por Sonia Eusebio Hermira, tutora en formacionele.com, la plataforma International House para la formacion de profesores de español. Imagen de portada de este artículo: Pixabay.
En mi opinión llevaría al aula el concepto de lengua como un Proceso Social. Pienso que es el aprendizaje más significativo cuando enfrentamos a nuestros estudiantes a hablar la lengua extranjera directamente con un hablante nativo, la interacción puede surgir sin presiones y más fluída.