Trabajar el mundo de la cocina es todo un clásico. Antes o después todos los profesores llenamos el aula de juegos de memoria de frutas, pedimos recetas internacionales o creamos un rol play donde los alumnos se convierten en clientes y camareros.
Lo mejor de este tema es que es aplicable a todos los niveles, de ahí que sea muy recurrente. Pero a veces nos encontramos con alumnos para los que esta materia, a priori, es bastante conocida o a profesores a los que les interesa bien poco el mundo de los fogones.
Por eso propongo un nuevo enfoque para no prescindir de un tema que tantísimo juego nos da y sacarle el máximo jugo posible. Vamos a utilizar un programa mundialmente conocido para generar motivación y una nueva visión del mundo gastronómico. ¡Manos arriba! Empieza… MasterChef.
¿Cuál es la receta de la motivación?
La competición. Los estudiantes se sienten más motivados cuando tienen que luchar para conseguir un premio, sea cual sea, incluso si lo desconocen. Así pues, mete de lleno a tus alumnos en un concurso, en este caso MasterChef, recuérdales que habrá un suculento premio para el ganador, crea grupos y anímalos a buscar un buen nombre para la batalla que se avecina. Cuanto más divertido y guerrero, mejor. El nombre estará bien visible durante toda la clase, así como las puntuaciones.
El ambiente. ¿Qué es de un espectáculo televisivo sin su música de tensión? Abre la clase con la melodía de apertura del programa. Los estudiantes deberán adivinarlo. Después, busca una buena banda sonora que estará de fondo durante toda la jornada. Para ello, sírvete de plataformas como Youtube o Spotify. Usa un PowerPoint bien elaborado, con colores que recuerden al programa e imágenes bien llamativas. Debe ser atractivo y con pruebas similares a las del espacio televisivo: retos individuales, retos grupales, pruebas contrarreloj, incluso pruebas de exterior, si tenéis algún mercado cerca.
¿Dónde está la innovación?
Profesor-presentador. Durante la sesión, deberás olvidar que eres docente y convertirte en un verdadero conductor de MasterChef. Tu tono de voz y tus gestos serán exagerados, pero los alumnos agradecerán el espectáculo y se sentirán protagonistas, y, por lo tanto, se implicarán más. Ayúdate de los participantes para corregir los ejercicios, pide azafatos/as durante las pruebas y haz de la clase un verdadero show televisivo.
Sistema de puntuación. Cada prueba tiene dos pantallas de PowerPoint. Una con el ejercicio, que se proyectará y tendrán en papel, y otra con la solución y la puntuación. En este caso cada prueba puntúa (100% de aciertos, 3 puntos. 80-70% de aciertos: 2 puntos. 50% de aciertos: 1 punto). No olvidemos que nuestra misión no es desmotivar, sino que todos vayan avanzando y sumando puntos poco a poco. Si somos muy exigentes y no hay puntos, perderán el interés rápidamente.
¿Qué ejercicios utilizo?
Elaborar esta unidad no te supondrá un esfuerzo extra si sabes adaptar al formato tus ejercicios de siempre. ¡Será pan comido! Algunos ejemplos:
- ¡Adivina! Con un tiempo límite, tienen que descubrir que platos típicos de la gastronomía española se esconden bajo varias descripciones. Prohibido consultarlo en internet. Prometo que el debate será acalorado.
- La receta de la abuela. Les proponemos una receta, pero incompleta, deberán leer y completar los ingredientes y cantidades. Este ejercicio es la excusa de la reflexión gramatical que vendrá a continuación (para imperativo, “se” impersonal, “cuando” con subjuntivo, etc.)
- Contrarreloj. Vocabulario de objetos y electrodomésticos de una cocina. Une cada palabra con la imagen a la que corresponde. Solo el equipo más rápido recibirá puntos. Pueden usar diccionario. Verás sus caras de velocidad y nerviosismo.
- El precio justo. Diferentes objetos o alimentos que encontramos en un supermercado. El grupo que más se acerca al precio real (que has comprobado en un super en línea, para dar más credibilidad), ganará un punto. Recuerda crear mucha tensión mientras se descubre cada precio.
¿Mi unidad sirve para todos los niveles?
Por supuesto. Adapta el vocabulario (no es lo mismo aprender “cuchara” que “espumadera”). Cambia la gramática de los textos (“se” impersonal para A1, “cuando” con valor de futuro para B1-B2). Amplía o recorta actividades (adivina también postres españoles para B1-C1). Modifica los tiempos y premia acorde con los niveles y las dificultades. Con estos ingredientes tendréis la receta perfecta para trabajar el mundo gastronómico sin perder una pizca de interés por parte de los alumnos. Espero que este nuevo enfoque os sea útil. Por experiencia, generalmente es una clase exitosa que suele abrir apetitos y nuevos horizontes gastronómicos a los profesores.
Así que desempolvad vuestras mejores recetas y deslumbradles a golpe de cucharón.
Este artículo ha sido escrito por Vanesa Casado, profesora de CLIC International House Cádiz. Derechos de autor de la imagen de este post: CLIC International House Cádiz.
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