Esta es la primera entrega de un artículo que tiene como finalidad establecer la diferencia entre el aprendizaje cooperativo y el aprendizaje colaborativo. En esta primera parte nos ocuparemos de hacer una descripción general de ambos métodos de trabajo, mientras que en la segunda entrega presentaremos una tipología de actividades trabajadas desde los diferentes enfoques mencionados.
A partir de las teorías constructivistas, las cuales sostienen que la adquisición de una lengua viene desarrollada por la interacción de los individuos, se promueven nuevas formas de trabajo como el aprendizaje cooperativo y el aprendizaje colaborativo. Tanto esta idea como los resultados que podemos obtener a través del trabajo en grupo (reducción de la ansiedad, aumento de la motivación, la autoestima, el desarrollo de la competencia intercultural, de las habilidades sociales, así como de las estrategias cognitivas y metacognitivas) refuerzan la teoría de que una lengua se aprende mejor en sociedad.
Los conceptos de aprendizaje cooperativo y aprendizaje colaborativo suelen usarse de manera indistinta como si fueran sinónimos. Es importante señalar que entre ellos existen algunas diferencias básicas.
Comencemos por el aprendizaje cooperativo. Spencer Kegan defininía la interdependencia positiva (cuando el grupo está unido por una meta común) como uno de los puntos clave del aprendizaje cooperativo. Para alcanzarla, cada miembro debe cumplir con una tarea asignada previamente por el profesor, en función de sus habilidades, competencias, estilo, intereses y necesidades. De la realización efectiva de cada una de las tareas dependerá el éxito de la meta a conseguir. Por tanto, otro punto a tener en cuenta es la responsabilidad individual: cada participante es responsable de conseguir la solución a una parte de la tarea que luego pone en común con el grupo.
También en el aprendizaje colaborativo hay una meta común a la que se llegará, a diferencia del aprendizaje cooperativo, a través de la comunicación y negociación continua entre los diferentes miembros del grupo. En este método de trabajo, el profesor no asigna roles según las características de sus alumnos, sino que plantea una tarea y son los mismos estudiantes quienes decidirán cómo llevarla a cabo. Asimismo, se respeta el desarrollo de las habilidades individuales que contribuirán al enriquecimiento del grupo. El alumno se responsabiliza de aquello que quiere aprender y de cómo va a hacerlo, según sus habilidades, dando lo mejor de sí para obtener un buen resultado final.
Es importante señalar el rol del profesor en ambos enfoques. En el aprendizaje cooperativo, el docente reparte un papel para cada miembro del grupo, con el fin de realizar la tarea, mientras que en el colaborativo, es un guía, propone la tarea, pero a diferencia del primero, como hemos dicho anteriormente, no otorga papeles a los componentes del grupo. Los alumnos se responsabilizan de su propio aprendizaje, comunicándose y tomando decisiones entre ellos que tienen repercusiones en el proceso y en el resultado. El éxito colectivo depende del individual. En el aprendizaje cooperativo el profesor da pautas con el fin de facilitar el trabajo de sus alumnos, mientras que en el colaborativo estas pautas no son tan estrictas, es más, se pueden modificar e incluso suprimir durante el proceso.
En el próximo artículo veremos actividades que son más propicias para favorecer un tipo de aprendizaje u otro.
Para saber más:
Kagan, S. (1994): Cooperative Learning. San Juan Capistrano, California, Kagan Cooperative Learning.
Este artículo ha sido escrito por Helena Rodríguez, tutora en formacionele.com, la plataforma International House para la formacion de profesores de español. Imagen de portada de este artículo: formacionele.
Excelente propuesta. Gracias por compartirla.