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El manual en mis clases de español ¿una ayuda o un obstáculo? (I)

El uso en el aula de idiomas de materiales didácticos previamente diseñados ha sido objeto de diferente consideración en los distintos movimientos de renovación pedagógica sucedidos a lo largo del  siglo XX y se han establecido dos corrientes de pensamiento, a favor y en contra de su utilización.

A favor de la utilización de los materiales en general y del libro de texto en concreto está, por un lado, la perspectiva más tradicional que señala la ventaja de estos usos para unificar la acción docente y, por otro, los cognitivistas que piensan que su uso puede favorecer determinados procesos mentales. Desde esta posición el libro de texto, como principal soporte de los materiales, se entiende como un marco que ayuda al alumnado a organizar su aprendizaje y como la herramienta que le da confianza al profesor al mismo tiempo que le facilita su labor.

Entre los que muestran reticencias al uso de materiales previamente elaborados  está la visión humanista y socioconstructivista que defiende la elaboración de materiales dentro del aula,  ya que reflejan fielmente el recorrido y resultado del proceso de aprendizaje. Los detractores del uso del libro de texto argumentan que este tiene un carácter predeterminado y que el profesor corre el peligro de convertirse en una mera “llave de paso”.

¿Qué piensan los profesores?

Hay creencias para las dos tendencias como reflejan los resultados recogidos en un sondeo elaborado en 2014 desde nuestro centro a profesores de diferentes características (lugar de trabajo, experiencia, contexto de enseñanza) con el fin de determinar si el uso del manual es una ayuda u obstáculo en nuestras clases. Estos son algunos de sus comentarios cuando se les preguntó por la conveniencia o no de utilizar un libro de texto en sus clases:

1. “Considero que [el libro] me ayuda mucho, tanto para planificar mis clases como a la hora de asegurarme de que cubro todos los contenidos y objetivos propios del nivel”.
2. “No sigo ningún manual a no ser que me lo impongan. A día de hoy no he visto un manual adecuado para poder utilizar como guía en una clase. En algunos el ritmo del manual es lentísimo, y en otros faltan contenidos lingüísticos importantes para mí”.
3. “En general, no me gusta seguir un solo libro, pero creo que es más cómodo para el profesor y le implica menos trabajo”.
4. “Para mí, el inconveniente del uso de libros en clase es que no se adapta bien a las necesidades que van surgiendo sobre la marcha. Los libros me resultan muy “rígidos”. Cuando he usado libros, al final siempre he tenido que tirar de fotocopias para complementar, reforzar, proponer ejercicios diferentes, etc.”.
5. “Está claro que cada profesor le da una “chispa” diferente a una misma actividad, lo que nos dice que cualquier manual se puede personalizar al gusto. En ocasiones, cambio el orden de algunas actividades o de las unidades (a veces he llegado a saltarme alguna cuyo tema pienso que no interesa mucho al alumno)… y de vez en cuando uso las ideas pero las dinamizo un poquito: me parece importante cerrar algún rato el libro en la clase o poner a los estudiantes en movimiento”.
6. “El manual ideal no existe, es el uso que se hace de este manual el que puede aproximarlo a ese ideal y en eso la profesionalidad, experiencia y gestión del tiempo del profesor tiene mucha importancia. La presencia de un manual me ayuda a preparar  las clases y a llevarlas a cabo y también contribuye a que los alumnos tengan una base que apoye su aprendizaje y puedan percibir más notoriamente el progreso del curso”.

En los comentarios 1, 3 y 6 los profesores confirman los argumentos de la conveniencia del uso de manual. En 2 y 4 se evidencia el principal problema de los libros de texto: van destinados a un público global y pueden no responder a los intereses y necesidades de nuestro grupo meta. En este caso, la solución pasa por la adaptación del manual, como se indica en los comentarios 5 y 6.

¿Y qué piensan los investigadores?

Richards (2001, descarga el PDF) comienza su artículo analizando las ventajas y desventajas del uso de manual en las clases de idiomas. Algunas de las conclusiones que se pueden extraer después de su lectura, y que coinciden bastante con las creencias reflejadas en los comentarios anteriores, son:

  • No existe el manual ideal, solo hay manuales más o menos adecuados a una situación.
  • Los libros de texto rara vez pueden usarse sin adaptación para hacerlos más adecuados al contexto en el que van a ser utilizados. Esta adaptación puede hacerse de varias maneras: modificando, añadiendo, eliminando o reorganizando contenidos y modificando o ampliando tareas.
  • Una habilidad esencial que los profesores deben desarrollar es la capacidad de adaptar de manera apropiada los libros de texto publicados. Habilidad que consiste en saber sortear los inconvenientes que nos encontramos con el uso del manual para transformarlos en ventajas.

En una enseñanza centrada en el alumno, este es el eje sobre el que giran todas las decisiones curriculares y puesto que el material idóneo para cada grupo no está publicado, la clave del éxito de su uso está en la capacidad del profesor en elegir, adaptar y utilizar correctamente los materiales (Ezeiza, 2007, descarga el PDF).  Tener una planificación con temas y secuencias definidas previamente puede obstaculizar la creencia de que el alumno es el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje, por tanto para hacer un buen uso de un libro de texto, sin detrimento del protagonismo del alumnado, es fundamental la actuación del profesor, al que el manual debe permitir desempeñar sus principales papeles.

La próxima semana continuaremos con la segunda parte de este artículo.


Sonia EusebioEste artículo ha sido escrito por Anabel de Dios, tutora en formacionele.com, la plataforma International House para la formación de profesores de español. Imagen de portada de este artículo: Shutterstock.


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5 comentarios en «El manual en mis clases de español ¿una ayuda o un obstáculo? (I)»

  1. Antonio orta

    Muy interesante tu reflexión, Anabel. Un manual es siempre una gran ayuda para los alumnos y los profesores. Para mí, el manual ideal sería un manual digital inacabado. Me refiero a que debería haber espacio para que los alumnos investigaran sobre los temas a tratar, buscaran buenos textos modelos que les motivaran especialmente, completaran su propio glosario, hicieran el resumen de lo aprendido en la unidad, registraran sus producciones a lo largo de cada lección (escritas y orales) … En fin, parece que todavía queda mucho para llegar a ello:)

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  2. Jan Peter Nauta

    Obviamente, lo que ofrece un manual es una especie de promedio de todas las cosas que los diferentes estudiantes en un grupo necesitan, basado en la experiencia, los conocimientos, los esfuerzos y los recursos de un grupo de personas (autores y editores) entre los que suele haber muchos profesores también. De ahí que me parezca atrevido por parte de un profesor individual pensar que es fácil superar la calidad de esa oferta. Lo que sí podrá y deberá hacer, es adaptar esa oferta a la situación de un grupo concreto. Y estamos hablando de cursos en España, me imagino. Fuera de España la necesidad de disponer de un manual es inmensamente mayor. La idea de Antonio me gusta y, en realidad, no sería tan complicada de llevar a cabo.

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  3. Pingback: El manual en mis clases de español ¿una ayuda o un obstáculo? (y II) - formacionele.com
  4. Esther

    Se han expuesto las ventajas y desventajas del uso de una manual. Personalmente utilizo el manual como un recurso de consulta cuando tengo una duda sobre un tema, o sobre el cómo diseñar un ejercicio en particular. Es decir, lo utilizo como un recurso que me puede inspirar. Bajo mi punto de vista, si realmente tengo claro lo que quiero enseñar y cómo lo quiero presentar, el manual es más bien un engorro ya que limita mi creatividad. Por eso, en el caso de primaria, p.ej. o secundaria, no lo utilizo en absoluto y me doy cuenta que al no utilizarlo mi creatividad florece y, también desarrollo una serie de estrategias cognitivas, p. ej. al tener que planificar y/o diseñar actividades que se anulan al seguir el manual. Cuando utilizaba el manual me acomodaba a él y la clase se volvía más rutinaria. Estoy totalmente a favor de mantener el manual como libro de consulta.

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  5. Pingback: Más allá del método está el estudiante - formacionele.com

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